Delitos Carnales (2ª Parte)

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Da lo que tienes para merecer recibir lo que te falta.

San Agustín (354-430) Obispo y Filósofo.
 

 

 

La Fulgurante Incapacidad De Dar.


 

 

 

La Fulgurante Incapacidad De Dar

Transformamos cada pedazo de carne que simplemente no sirvió, invertimos los fluidos naturales por unos artificiales, la grasa en escultura se formó. Asi se envejece sin arrugas de un momento a otro, se envejece en una piel terza casi seda, la vejez llega en un nuevo cuerpo. La juventud a mi miembro no volvió, se dibujó una vagina en mi, me volví de piedra y fui feliz.

Comenzó la decadencia cuando se recibió la primera inyección, después la segunda, la tercera no tardó en llegar  y la cuarta se volvió rutina. Los procesos hormonales matan el cuerpo de una forma literal para formar otro cuerpo; sus consecuencias se reflejan en un pene flácido, sin vida. La muerte llega cuando se decide nacer. Los pezones hierven, casi al mes ¡duelen!, la cabeza duele, insaciable se vuelve el hambre, todo te molesta, sientes el triunfo en pleno comienzo y de un momento a otro tienes mas de 90 años. Tu libido ¡sí!  tu libido se va, castración química su término científico. 

Exigencia de mujer serlo y parecerlo cuando se erige en un sueño, la exigencia de los hombres que dejes de serlo cuando ya no se erigen en el gusto de una vagina. Sin erecciones no eres nada. Suele ser difícil si se pretende vivir hacia el otro, y más que fácil resulta si no deseas a nadie contigo, típico del viejo amargo que lo ha vivido todo, lo ha comprendido todo y que no tiene necesidad de sexo, pero a los 20 años la vida te exije vivir.
 
El supuesto sacrificio se puede revertir en cualquier momento, todo vuelve a la supuesta normalidad si dejas de inyectarlas de tomarlas y vuelves a la vida; "¡te quiero viva¡" decía aquel que solo me quería por mí pene, no apetezco sexo decía la impotente. ¿Se puede vivir sin sexo cuando el mundo en su divinidad así fue gestado?

Resulta interesante  la idea de volverte asexual y no necesitar mas que del egoísmo para vivir. Si de plenitud y gozo desea vivir el hombre ¿por que necesita un culo o un falo para ello?, más egoísta me parece la idea de la posesión. Poca paciencia se tiene cuando no piensas en sexo y  cuando no lo necesitas, buscas lo sustancial en un afán de existencia, no quieres cuerpo buscas el alma y ¿quién me comprueba que ella existe? ¿acaso es mas fulgurante que la idea del cambio que es tan atrayente?, ¿tiene acaso mas luz que unos ojos vivos?, ¿acaso enamora como la inteligencia?.

El cuerpo se construye y muere, en eso nos parecemos todos; de sexo nadie respira, pero la existencia esa si la buscamos con la obsesión para crear… ¡creacion! lo que muchos le atribuyen a un dios, si dios es el que crea entonces soy un dios escultor. Ahora entiendo porque tantos adoran a las trans. Puede ser que juventud y vejez  se vivan a través de las hormonas benditas-malditas y si el futuro nos alcanza cambiar de sexo será tan ordinario  como escribir.

De cierta forma la vejez ansía la muerte, ya nada se espera; si de dar y recibir hablamos, ¿hasta donde estamos llenos como para ya no necesitar ni de amor ni de sexo?, ¿hasta dónde fue suficiente cuando ya no se espera nada de todo lo vivido?. Muerte y naturaleza nada tienen ya de extraordinario, fueron dádivas antes de nacer, ¿qué le queda a la vida si no su forma más estrafalaria de existir y su fulgurante belleza a la hora de actuar?.

Fuimos  incapaces de dar más allá de lo que muchos merecían o esperaban. Nunca se quiso este  cuerpo, de ahi que  nadie ama lo que no quiere y por eso la insistente obsesion del cambio, siendo así  bienvenida la muerte en cualquiera de sus formas. Siempre estuvimos listos para dar un ¡hola!  pero nunca para dar un ¡Adiós!.


zitadina@hotmail.com


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