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¡El amor es una novela de un solo acto: el sexual

Enrique Jardiel Poncela (1901 - 1952) Escritor español.

 

 

 

Volverse Heterosexual

 

 

I’m Every Woman

 

Todo mundo se sabe heterosexual, hasta que su sexualidad le dice lo contrario.

En los asuntos sexuales nada está totalmente escrito, faltan nombres, sub-nombres, términos, géneros. El descubrimiento. La libertad humana por la cual transitamos no limita el camino, vamos y venimos por aquellos rincones que nos llaman de manera inconsciente, pero correcta; lo incorrecto es solo un pretexto de la sociedad para que no se evolucione. No existen reglas de etiqueta que regulen los submundos sexuales en los que actualmente vivimos: los lugares comunes donde nos espantamos de todo, pero lo permitimos todo, y a todo, damos la bienvenida.

 

Tal parece que la heterosexualidad lo tiene permitido todo, por el simple hecho de ser lo más, sobre todo los varones heterosexuales son los que pisan los terrenos "prohibidos" de la transexualidad con todas sus variantes; y así con esa facilidad con la que van, regresan a la hetero-normatividad que el mundo les brindo. La pura hipocresía.

El prestigio se gana con años, pero bastan unos segundos para perderlo. Y no es que se deje de ser lo que uno es, pero en la sexualidad no manda en el cuerpo, este es solo un vehículo para un fin, es la mente la que gobierna lo que de entrada debería ser natural. El sentir.

No son los actos carnales los que definen a una persona de manera social, si esta ha cometido un delito sexual se le asignarán los términos más bajos para describirlo; pero es la intimidad la que suele tener esa libertad que está dispuesta a desdoblarse a los grados inimaginables del ser humano y su sexualidad, y que van más allá de la simple procreación. Nada se le compara al sexo cuando esté es sincero, natural y hasta salvaje, posiblemente entenderíamos más a una persona si conociéramos su vida sexual, posiblemente entenderíamos más al ser humano que habita un género que ni siquiera eligió ser, posiblemente seríamos más tolerantes, posiblemente seríamos más felices. La posibilidad del todo.

La corrección política, social, e incluso sexual nos hacen que volvamos a la heterosexualidad, que seamos el fénix, que volemos en pantanos sin ensuciar una sola pluma. He sido testigo de hombres heterosexuales que cuando son penetrados por trans, que si no eran gays parece que lo fueron en una vida pasada, que si no eran mujeres lo fueron en una vida pasada, la realidad es que hoy día sea lo que sea o lo que fueron, no se sienten orgullosos de sí mismos, lo cual rara vez le ocurre a una Trans. La culpa.

Si los hijos no te piden que seas heterosexual, si una esposa o novia no te pide que seas heterosexual, ¿Que tan seguro estas de que lo eres si alguien te lo preguntara? Los pequeños pasos de una evolución no sólo son aceptarse, sino vivir con eso, cuantos hombres ha pasado por el mundo trans sin manchar su plumaje y hoy viven en la heterosexualidad perfecta que merece una estrellita en la frente. No miremos al pasado, el futuro es lo de hoy.

 

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