“Si vas a hacer algo relacionado con el sexo, debería ser cuanto menos genuinamente perverso” Grant Morrison (1960 - ¿?). Artista y escritos de cómics Pasivo La heterosexualidad no necesita del orgullo, es en sí misma un bastión de autoridad. La necesidad del ser humano de sentir, hace que todo lo que le rodea se vuelva un antojo. Hombres jóvenes y maduros, cuando se ven enfrente del mundo trans, suelen trasvestir sus emociones en sensaciones, y es ahí cuando surge la verdadera conversión; lo que alguna vez fue un macho, tiene la capacidad de desdoblar su personalidad (en la intimidad), a una sumisión casi de ninfómana puberta. Los seres que nacimos hombres de manera biológica (y que después se puede modificar a la realidad acorde a nuestro sentir), sabemos que en la sexualidad lo que tiene valía infinita, es la estructura de un pene, así como la función que ejerce, lo que antes era un mito hoy es absoluta realidad. La mayoría de los hombres que andan con mujeres trans les gusta ser penetrados por ellas, la función activa sexualmente hablando la ejerce la mujer con pene, incluso es mal visto de toda aquella que no lo hace -la apestada-. Es en este punto donde las mujeres trans toman un revés a su sexualidad de mujer, sentir como una de ellas ya no está permitido, entre más alfa sea la mujer trans, más atractivo tendrá. Los hombres que gustan de mujeres trans (Transfílicos), viven con una obsesión sumisa por el pene; a un lado puede quedar belleza y buen cuerpo si las dimensiones son óptimas, centímetros matan verbo, centimetros matan carita, centímetros mata todo. En la sexualidad trans esta dicho que ni las mujeres son lo que aparentan, ni los hombres son lo que dicen ser. Hay un gozo mutuo por pervertir las sensaciones, por embriagar la exitacion, por someter los anos y que exploten de emoción, de que la dignidad estorbe, de ser libres en su misma heterosexualidad. Cuando el hombre pasivo se asume como tal (ya sin prejuicios), tiene mucho en común con los hombres gays, las actitudes de urgencia fálica hacen que de la boca brote "soy una puta", palabra que ni las escorts se dicen; resulta curioso como se transforman cuando están con mujeres trans, la debilidad para los heterosexuales que gustan de trans tiene un nombre y se llama pene. Zitadina@hotmail.com Twitter @zitadina

Zitadina

Ver histórico

 

 

“Si vas a hacer algo relacionado con el sexo, debería ser cuanto menos genuinamente perverso”

Grant Morrison (1960 - ¿?). Artista y escritos de cómics

 

 

 

Pasivo

 

 

Pasivo

 

La heterosexualidad no necesita del orgullo, es en sí misma un bastión de autoridad. La necesidad del ser humano de sentir, hace que todo lo que le rodea se vuelva un antojo.

 

Hombres jóvenes y maduros, cuando se ven enfrente del mundo trans, suelen trasvestir sus emociones en sensaciones, y es ahí cuando surge la verdadera conversión; lo que alguna vez fue un macho, tiene la capacidad de desdoblar su personalidad (en la intimidad), a una sumisión casi de ninfómana puberta. Los seres que nacimos hombres de manera biológica (y que después se puede modificar a la realidad acorde a nuestro sentir), sabemos que en la sexualidad lo que tiene valía infinita, es la estructura de un pene, así como la función que ejerce, lo que antes era un mito hoy es absoluta realidad. La mayoría de los hombres que andan con mujeres trans les gusta ser penetrados por ellas, la función activa sexualmente hablando la ejerce la mujer con pene, incluso es mal visto de toda aquella que no lo hace -la apestada-.

 

Es en este punto donde las mujeres trans toman un revés a su sexualidad de mujer, sentir como una de ellas ya no está permitido, entre más alfa sea la mujer trans, más atractivo tendrá.

 

Los hombres que gustan de mujeres trans (Transfílicos), viven con una obsesión sumisa por el pene; a un lado puede quedar belleza y buen cuerpo si las dimensiones son óptimas, centímetros matan verbo, centimetros matan carita, centímetros mata todo.

 

En la sexualidad trans esta dicho que ni las mujeres son lo que aparentan, ni los hombres son lo que dicen ser. Hay un gozo mutuo por pervertir las sensaciones, por embriagar la exitacion, por someter los anos y que exploten de emoción, de que la dignidad estorbe, de ser libres en su misma heterosexualidad.

 

Cuando el hombre pasivo se asume como tal (ya sin prejuicios), tiene mucho en común con los hombres gays, las actitudes de urgencia fálica hacen que de la boca brote "soy una puta", palabra que ni las escorts se dicen; resulta curioso como se transforman cuando están con mujeres trans, la debilidad para los heterosexuales que gustan de trans tiene un nombre y se llama pene.

 

 

Zitadina@hotmail.com

Twitter @zitadina

 

 

 

 

 

Nota importante: Los textos que aparecen en las diferentes secciones de esta página son responsabilidad absoluta del autor o autora y no reflejan necesariamente el modo de pensar de este portal ni de sus administradores.