Zitadina

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“La fama es vapor; la popularidad, un accidente; la única certeza terrenal, es el olvido”.

Mark Twain

 

 

 

Wendy Guevara

 

 

La Delicada Fuerza De Ser

 

La inclusión, ese fenómeno que llego a la médula social para escandalizar y beneficiar, como siempre, a todo aquel que tengan que monetizar con cualquier situación que le favorezca, aunque en muchos de los casos esa misma situación les sea totalmente ajena.

 

La benevolencia en los términos de negocios nunca existirá, cohabitaran el producto y el consumismo en una simbiosis ciega y egoísta ¿Pero si una minoría tiene poder, esta se volverá tiránica?

 

Ganar cuatro millones de pesos a través de un reality show para una mujer trans fue por mucho tiempo impensable, que una chica trans como lo es Wendy Guevara lo logrará, ha marcado un antes y un después para este México machista arraigado a su pasado. Un ser mediático que salio de las redes sociales y que rompió las espectativas que tenía una televisora de ella, cautivó con su naturalidad y sin poses hasta al concursante más experimentado, haciéndo que se reverenciara ante ella, no por empatía, sino por oculta conveniencia. La hoy ganadora mostró por diez semanas de lo que está hecha una trans: de violencia, discriminación, rezago educativo, trabajo sexual, carencia económica, y lo mas importante: resiliencia, eso que muchas personas viven todos los días, pero que en una trans se multiplica, todo por el simple hecho de romper los moldes establecidos de la sexualidad; todo lo ambiguo que envuelve a una mujer trans, y que eso haya sido mostrado en televisión nacional, lo vuelve algo histórico. La sola presencia de un ser trans después de lo ocurrido con Wendy Guevara conlleva, sí o sí, una responsabilidad de comunicación que dejó de convertirse en un juego. Si de un grupo de sin talentos, ganó el carisma, resultaría preocupante para una empresa que vive de su talento, que alguien que fue un experimento les comiera el mandado.

 

De manera mediatica con el triunfo de Wendy ganó la comunidad LGBT+, sin olvidar que hubo un movimiento previo de base, de más de 50 años de residencia que hoy mira un pequeño fruto en ella. Pero la historia de la televisión nos recuerda que también puede equivocarse, aunque tenga la razón, encumbrar celebridades para después devorarlas es nuestro mejor trabajo, aquí dinero mata cualquier cosa que tenga vida, relativamente el talento cuando se tiene es lo que suele perdurar.

 

Que tanta necesidad tenemos de ídolatria, que cada cual se cuelga de un triunfo para columpiarse a su modo, aquí aplausos y envidias conviven hasta que el tiempo hace lo suyo. Wendy como estandarte de este cambio sociocultural modifica conciencias que se incomodan con el cambio, incluyendo aquellos que siempre se han sentido atraídos por una mujer trans en especifico, ya que les rompe el miedo que los paraliza hacia una relación de pareja, familiar o de amistad. La televisora acercó a una mujer trans al público en general, pero nos sigue alejando de lo básico, que eso tendría que darlo el Estado, y es seguridad en todos los sentidos; mientras Wendy Guevara triunfaba se cometió el transfeminicidio de Natalia González, mujer trans trabajadora sexual que dejó a una infante sin su madre. Posiblemente estemos viendo el horror de las dos caras de la moneda, pero una de ellas con el privilegio que da el dinero y la fama.

 

 

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